miércoles, 9 de mayo de 2012

SARKOZY, C´EST FINI



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Apuntes del Siglo XX….y XXI
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Desde la retirada de François Mitterrand, último presidente socialista, han pasado 17 años. Y antes de su muerte, el 8 de enero de 1996, dijo que Francia había dejado de ser gobernada por la política, y que corría el peligro de ser gobernada por financieros y banqueros. ¿Qué diría ahora si viviera? Han tenido que pasar 16 años para que llegue otro presidente socialista diciendo que el enemigo de Francia y de Europa no está en la política, sino en las finanzas y en los mercados.

Tal aseveración fue, y lo es hoy, tan grave, que la crisis provocada por ese sistema financiero, y por esos mercados, se han llevado por delante en Europa, 17 gobiernos; 17 gobiernos de todos los colores políticos; sin distinción.

Por ello, resulta inaudito, que visto lo visto, haya todavía partidos y políticos de “tres al cuarto” que culpen de las consecuencias de la crisis al gobierno anterior. La crisis, hay que decirlo “con claridad meridiana”, ha sido una crisis sistémica y financiera. Estalló en Estados Unidos con la caída del Lehman Brothers Holdings, compañía global de servicios financieros, y se propagó por todo el mundo, contaminando a todo el sistema financiero. Mercados y sistema entrados en una dinámica de ganar dinero, cuanto más mejor, y si era pronto mejor aún. Las “hipotecas subprime” son el mejor reflejo de la avaricia de los movimientos especulativos.

Eso no impide que, desde la política haya que tomar medidas, según apriete el zapato. Hoy ya está claro, nadie lo duda, de que los imperativos del mercado de solucionar la crisis solo con recortes es ahogar la economía. Hollande llega a la presidencia de Francia en un momento en que la corriente de pensamiento radica en atajar la crisis, además de controlando el gasto, favoreciendo el crecimiento. Algunos han tardado dos años en darse cuenta. Algunos todavía no se han dado cuenta.

¿Puede François Hollande encabezar ese movimiento en Francia y en Europa? Es difícil aventurarlo. El camino no es sencillo. Pero de momento ya tiene un pequeño mérito apuntado en su haber: antes de lograr el éxito electoral, ya había conseguido la adhesión de muchos reticentes a la corriente del crecimiento. ¿Culpará de tales dificultades a la herencia recibida del gobierno anterior, de Sarkozy? Deseemos que no lo haga. Porque si así lo hace, será muestra de un político con escaso nivel para afrontar una tarea de tal envergadura. Esperemos que, por el bien de Francia, de Europa… y de España triunfe en su empeño. Fácil no es.


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