Cuando se estableció la norma de celebrar una vez a la semana un pleno para control del Gobierno, seguro que se pensó en el debate y en la transparencia. Pero hay políticos que se empeñan en utilizar las instituciones con otros objetivos muy diferentes. La maliciosa utilización de las sesiones de control llega a producir un panorama que roza lo impresentable.
Cuando todos los países europeos, incluido el Gobierno de España, se encuentran tremendamente preocupados por la situación de las deudas sobrevaloradas como consecuencia de los movimientos especulativos de los mercados, aparece el Sr. Rajoy, aprovechando las turbulencias, para acusar al Gobierno de España de no hacer sus deberes, de estar en estado de provisionalidad, y con un presidente en funciones. Tres barbaridades descomunales.
Sus irresponsables afirmaciones no contribuyen a mejorar la confianza en nuestra economía, pero además es que está faltando a la legalidad constitucional. El Gobierno de España no es un gobierno provisional y su presidente no está en funciones. Parece como si al Sr. Rajoy le gustara que los mercados no tengan confianza en España, y que el Gobierno fuera provisional, con un presidente en funciones esperando a que él llegue para salvarnos a todos. Para salvarnos, ¿cómo?. Más vale y dijera lo que él haría si fuera el responsable del Gobierno.
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