domingo, 19 de junio de 2011

MAYO del 68 y 15-M

 

No pretendo comparar el contenido, y la razón de ser, de cada uno de estos movimientos. Ni siquiera analizar el impacto que haya tenido el primero y el que pudiera tener el segundo. Eso se puede hacer en otro momento. Ahora quiero poner el punto de mira en el “porqué se originan”.

En ese sentido tienen ambos una clara diferencia, y no menor. Es muy significativa. La primera se produce en París y la segunda, 43 años después, en Madrid. Francia ha sido siempre el embrión de las grandes revoluciones. De aquellas que han hecho cambiar el rumbo de la historia. Han sido revoluciones que han impactado en Francia y en el mundo entero. En aquellos años era impensable que un movimiento de esa fuerza se originase en Madrid. Era imposible. Hasta en eso hemos progresado. Ya sí se pueden producir en España acontecimientos de esta índole. Afortunadamente ya se producen movimientos que pueden exportarse como corriente de pensamiento.

¿Cómo y por qué se originan? Algo tienen en común. Como todos los movimientos reivindicativos. Surgen siempre como consecuencia de un descontento. Como consecuencia de una impotencia ante lo que una gran parte de la sociedad se siente impotente. Se trata de problemas que se han ido incubando durante muchos años, en una sociedad que parecía dormida, que parecía conformista. Pero que un día se despierta espontáneamente, diciendo hasta aquí ha llegado. Todo parece indicar que esta característica es común en ambos movimientos.

Y común también, el rechazo que surge desde determinados sectores conservadores que tienen miedo a que cambien los modelos de comportamiento. Yo me atrevería a calificarlos de involucionistas. No quieren que se derribe el chiringuito porque les va muy bien, y temen que vengan los progres, como les llaman, y terminen con una sociedad de privilegios, o al menos que cambien sus acomodadas costumbres.

Limitándonos ya al movimiento del 15-M, que está más reciente, y del que no sabemos aún las consecuencias y la influencia que va a tener en el diseño de una sociedad futura. Eso es una incógnita. Ahora bien, para que tenga éxito tienen que estar muy bien ideados el contenido y la forma. Hasta donde sabemos el contenido de sus reivindicaciones son muy justas, tanto que pueden muy bien ser asumidas por una inmensa sociedad descontenta.

Pero lo que no sería admisible, es derrumbar los principios de la democracia que tanto trabajo y adversidades nos ha costado imponer. Mejorar la calidad de la democracia, sí, y mucho. Pero sustituirla por un régimen asambleario, no. Eso sería retroceder. En cuanto a la violencia que se está introduciendo en las manifestaciones sería un suicidio para los organizadores. Aunque tengo el temor, de que se trate de alborotadores profesionales; o peor aún, de una estrategia procedente de esos mismos sectores que aspiran a que el movimiento no prospere.

De todas formas yo espero de los partidos progresistas, que presten mucha atención a estas reivindicaciones y estudien la fórmula adecuada para atenderlas. Tenemos que defender la democracia, pero tenemos que corregir muchas cosas.




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