viernes, 24 de junio de 2011

JORGE SEMPRÚN


Apuntes del siglo XX


Desde que me jubilé estoy dedicado entre otras actividades, a estudiar, analizar y escribir sobre la Historia del siglo XX en España. Es la época que siempre más me ha apasionado. Es la época más decisiva a la hora de comprender lo que hoy, ya siglo XXI, estamos viviendo.

Sin perjuicio de dedicar en esta serie que hoy me propongo iniciar, un capítulo introductorio a lo que significa la Historia del Siglo XX, y sin sentido de continuidad, qué mejor motivo para empezar que hacer una breve referencia a la persona que estos días ha desaparecido. Persona, independientemente de su ideología y de su comportamiento, no hay duda que ha sido uno de los personajes que ha marcado nuestra historia reciente. Es muy justo referirnos a ella después de su muerte.

Personaje, discutido y discutible, donde los haya, procede de familia distinguida. Nieto de quien fuera presidente del Gobierno, el conservador Antonio Maura, e hijo del intelectual republicano José María Semprún, pasa a la historia como gran pensador, -ahí están sus libros-, y luchador incansable contra todo lo que signifique totalitarismo.

Estudió filosofía en la Sorbona, y combatió a favor de la Resistencia, como otros muchos españoles refugiados en Francia. Por ello fue perseguido, detenido, torturado, y deportado al campo de concentración de Bughenwald. Es precisamente en ese campo donde se sitúa la leyenda, no contrastada, de que colaboró con quienes dirigían el campo.

Por su negación a las dictaduras “aunque sean del proletariado”, frase escrita en el informe que redactó con Fernando Claudín, supuso la expulsión en 1964 del Partido Comunista, en el que estaba afiliado desde 1942. Dedicado exclusivamente a su labor literaria, llegó a conseguir, del gobierno franquista, el pasaporte español, aunque siguió residiendo en París. Se consideraba francés de adopción, pero nunca quiso renunciar a la nacionalidad española, por lo que no pudo pertenecer a la Academia Francesa de la Lengua, aunque siempre escribió en francés.

Una vez retirado de todo activismo, en 1988 es nombrado ministro de Cultura por el Gobierno de Felipe González. Sucedió en el cargo a Javier Solana, y se mantuvo en él hasta que en 1991 le sucediera otro histórico comunista Jordi Solé Tura. Sin duda alguna, tres grandes ministros de Cultura.

Polémicas aparte, nos quedamos con su perfil de hombre intelectual de quien mucho podemos aprender, y luchador contra las dictaduras que han marcado el siglo XX.


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