miércoles, 15 de diciembre de 2010

INFORME PISA

Al informe PISA sobre el estado de la Educación en 65 países hay que hacerle algunas matizaciones. En primer lugar todos los analistas coinciden en que el modelo de medición para 65 países tan dispares y con planes educativos tan distintos, no puede aplicarse con el mismo procedimiento, y menos aún equiparar los resultados en una misma tabla. Los dos primeros lugares, con mayor puntuación, los ocupan Finlandia y Corea. Qué estos dos países tengan la misma buena puntuación ya explica que el método de medición deja mucho que desear, sobre todo en el aspecto comparativo. Además, si para estar en primer lugar tenemos que tomar ejemplo de la educación en Corea, mas vale quedarnos como estamos.

Con fecha 7 de diciembre de 2010, se han hecho públicos los resultados del informe PISA. Cada uno es libre de hacer las lecturas que quiera. Sin embargo las lecturas interesadas desde estrategias políticas, pueden confundir a los ciudadanos. Vamos a ser serios en la interpretación de los datos, aún admitiendo los defectos de forma en la elaboración del informe. Ni el informe es para dar palmas con las orejas de lo bien que estamos, ni el informe deduce que nuestra situación está a cola del mundo, como algunos quieren hacernos ver.

Ocupar el lugar 34 en una lista de 65 países, es estar muy cerca de la media. Si comparamos con el último informe de 2006 podemos concluir sin extremismos que nuestro progreso va al mismo ritmo de los países de la OCDE. Progresamos a un ritmo razonable. Hemos ganado en la puntuación de los tres aspectos que analiza el  informe, menos de lo que deberíamos, pero mucho más de lo que algunos predican. Estábamos a unos 20 puntos por debajo de la media de la OCDE, y hemos pasado a menos 11 en lectura y a menos 13 en matemática y ciencias. Por tanto ha habido progreso. Avanzamos. Estamos pues, en una escala de cero a mil, a unos doce puntos por debajo de la media de los 65 países analizados.

Otro aspecto, no menos importante para nuestro sistema educativo, es la equidad. España es uno de los ejemplos más sobresalientes de la OCDE en materia de equidad. El entorno socioeconómico y cultural influye en los resultados del alumno, pero menos que en el promedio de los países más desarrollados. Esto es importante valorarlo porque significa que nuestro sistema educativo prioriza la universalización de la educación y el principio de igualdad de oportunidades. Después de Finlandia, España dispone del sistema más equitativo y homogéneo de toda la OCDE.

PISA (Programme for International Student Assessment) es un compromiso que voluntariamente han adquirido algunos países dentro del marco de la ODCE. En España participan 910 centros y 27.000 alumnos de 15 años que cursen 4º de la ESO. Se trata de una evaluación que no pretende calificar ni siquiera clasificar. No es un Ranking. Es un procedimiento para que cada país analice su evolución, en función de su historia, de sus parámetros y de sus competencias.

A pesar de que España, en el aspecto educativo empezó su andadura de equidad y de universalización con bastantes años de retraso, su ritmo de mejora es muy similar al del resto de países de la OCDE y de la Unión Europea. Esto no significa que debamos darnos por satisfechos. Se hace necesario analizar los problemas que afectan específicamente a nuestro sistema educativo. Pero eso sería otro debate.


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