lunes, 1 de diciembre de 2025

FIN DEL FELIPISMO

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Tercera Etapa Socialista

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Sentada la posición, subjetiva, claro, de que el felipismo significó la consolidación de la Transición y la incorporación de España a Europa, y a los avances sociales que nunca había tenido, corresponde analizar el fin de esa etapa. También es honesto señalar que tanto lo que representó, como la forma en que se produjo el final, tiene mucho de realidad objetiva, y un tanto de visión personal. Visión que quizá, desde otras posiciones, se puede estar o no de acuerdo. Intentamos pues, analizar los hechos con la mayor objetividad posible, pero, siempre habrá cuestiones que se presten a divergencias y a debate. Debate siempre sincero y esclarecedor.

 

Apuntábamos la semana pasada que el final del felipismo estuvo marcado por dos cuestiones, que desgraciadamente van a permanecer en el tiempo: la corrupción y la forma desleal de hacer oposición. Las elecciones de 1993, dieron la sorpresa de que el felipismo volvió a imponerse en las urnas. Sorpresa porque la corrupción que se desató en torno al Partido Socialista, hizo albergar a la derecha la esperanza, quizá fundada, de que aquellas elecciones estaban ganadas. Pero no fue así. Es posible que la explicación esté en que pudieron más los avances del socialismo en España, que las corruptelas aparecidas, a pesar de su gravedad.

 

Pero fuera lo que fuera, la verdad es que se decidió elevar el listón en las críticas de oposición, incluso, a riesgo de acabar con la estabilidad del Estado. El trienio del 93 al 96 fue testigo de una oposición desleal como sus mismos actores lo reconocieron. El periodista Luis María Anson, director durante 15 años del periódico ABC, lejos de ser un peligroso izquierdista, malvado, y rojo, comunista, lo reconoció en una entrevista concedida a Santiago Belloch, y publicada en el número 825 de la revista Tiempo, el día 23 de febrero de 1998. Por la coincidencia con el 23-F, algunos la llamaron: “La Ansonada”.

 

Esta oposición, algunos la justificaron como necesaria, otros utilizaron el pretexto de que, si en 1996 volvía a ganar Felipe González suponía el fin a la alternancia en democracia, y otros porque siempre se han opuesto a los avances sociales de una mayoría de la población. Lo que no supieron, ni se imaginaron, los actores de esa estrategia, es que iba a quedar como modelo, siempre que gobernara en España la socialdemocracia. Y así seguimos.

 

 

 

Julio García-Casarrubios Sainz

http://juliocasarrubios.blogspot.com

 

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