Odio o ambición
.
No sé catalogarlos; no se clasificarlos. Siempre se dijo que la ambición corroía la actitud del hombre en su vida cotidiana. Quizá fuera verdad; quizá fuera el origen de todos los males, en el seno de una colectividad. Hoy parece que está más de moda hablar de odio. Y es posible que también tengan razón.
Pero, ¿no sería, llegados al día de
hoy, la conjunción de ambos, lo que más amenaza nuestra convivencia? La
ambición sana no tiene porqué desdeñarse, pero la ambición fanática y
desmedida, puede ser letal, y mucho más, si para lograr el objetivo soñado, se
echa mano del odio. Es el relato de todos los días.
Julio García-Casarrubios Sainz
juliocasarrubios.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario