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Tercera
Etapa Socialista
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Es tan obvio esta
distinción, que casi siento vergüenza tener que aclararlo. Alguno puede pensar,
-y con razón-: “Este señor nos ha tomado por tontos” “Piensa que no sabemos
distinguir información de opinión”. Sí, así es. Es una pena, verse en la
obligación de explicarlo. Pero hay que hacerlo. Más que explicarlo, denunciarlo.
A ese extremo ha llegado la política. Información, es transmitir una noticia,
tal y como es. Otra cosa es compartirlo o no. Ya la asignatura de “Educación
para la ciudadanía” tenía en su contenido esta distinción, dentro de la
formación de valores; valores universales; no doctrina socialista como algunos
malévolamente, la calificaron.
Resulta chocante,
que, precisamente, aquellos que más han practicado el control de los medios
para sus intereses partidistas, ahora, sean los que más vociferan contra la
reforma que presenta el Gobierno para evitar que los medios sean utilizados
para otra cosa muy distinta, apartada de la información y la opinión. La
libertad está en la opinión, no en la información. La información no puede ser
de otra forma que veraz. Se puede estar de acuerdo, o no, con las políticas de
Pedro Sánchez; eso es opinión. Lo que no es admisible es decir que el Gobierno
de España es tan chavista como el de Maduro; o que controla los medios como lo
hacía Franco.
Yo he oído en una
tertulia a un director de periódico de tirada nacional decir que España vive y
vivirá en “una anomalía democrática” mientras el Gobierno de España esté en
manos de este presidente. Eso no es libertad de opinión; eso es faltar a la
verdad; eso es insultar; eso es una falta de respeto; eso es desprestigiar a tu
propio país; eso es sembrar odio. La pregunta es si este señor impone esa
desinformación a su periódico; o es la empresa propietaria, o quienes la
subvencionan, las que le pagan a este señor, para que diga esas barbaridades.
Y ahí es donde yo
quería llegar. No creo que al Gobierno se le haya pasado por la cabeza
arremeter contra los medios que no le son afines. Eso ya lo han hecho, y lo
hacen, otros. Lo que el Gobierno pretende, como en toda Europa, que se conozcan
los propietarios de los medios, las subvenciones que reciben, de donde viene
los ingresos y a donde van los gastos. Inspeccionarlos como a cualquier otra
empresa que presta un servicio público. Libertad total en la opinión, y rigor
en la veracidad de la información. Se trata de que no pierda el prestigio una
profesión tan digna como es el periodismo, que no puede ensuciarse por culpa de
unos irresponsables.
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