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Tercera
Etapa Socialista
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La
política exterior, en cualquier país de democracia consolidada, es considerada
como tema de Estado. Un partido que utiliza asuntos internacionales para
desgastar a su oponente es considerado un irresponsable, porque daña, y mucho,
el prestigio del país. Le importan más los resultados electorales, que
hipotéticamente, pudieran reportarle, que la imagen de un país serio, un país
de peso, en el concierto mundial. Los asuntos que interesan a su país no pueden
entrar en la pugna política, porque se presenta ante el mundo como un país de
posicionamientos débiles. Hay que mostrarse al mundo, fuertes, coherentes,
unidos.
El
pasado 28 de julio se celebraron elecciones en Venezuela. Nada nuevo: resultado
incierto sin las garantías de un país democrático, y el aprovechamiento de la
derecha para arremeter contra el Gobierno de España. El presidente Maduro se
autoproclama vencedor, negándose a enseñar las actas de las mesas electorales,
y la derecha española, importándole más el desgaste de Pedro Sánchez que las
dificultades de un país que tiene serios problemas sociales, económicos y
políticos.
Todo previsible: Al Partido Popular le valdría el resultado
incierto, para agitar, una vez más, el panorama político en España, sin
importarle un pimiento la inestabilidad del país caribeño; inestabilidad que
puede dañar al propio país, a su entorno más próximo, y a las relaciones con
los países europeos, principalmente con España. No se dan cuenta, y si se dan,
peor, de que se ha abierto un frente diplomático de primer orden; muy difícil
de gestionar, y que con su actitud, solo pueden causar serios perjuicios.
Venezuela, un país rico, ha tenido históricamente el problema de
un mal reparto de esa riqueza. Ni el neoliberalismo anterior, ni la revolución
chavista después, han sido capaces de arreglarlo. Es responsabilidad de todos:
de la comunidad internacional, del mundo iberoamericano, de Estados Unidos, de
Europa, de todos. Y España está tratando de aunar posiciones para hacer frente
de forma concertada a un problema que nos afecta a todos. Es una irresponsabilidad
de enormes dimensiones poner palos en las ruedas solo por espurios intereses de
partido ante un asunto de Estado.
Julio García-Casarrubios Sainz
http://juliocasarrubios.blogspot.com
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