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Tercera
Etapa Socialista
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Por fin le llegó la
hora. Hemos tardado más de cinco años, en que vuelva la cordura; más de cinco
años incumpliendo la Ley; más de cinco años fuera de la Constitución. Y de
pronto, todo ha cambiado. No sé si merece la pena; pero no estaría demás buscar
una explicación a este cambio repentino. Algo es posible barruntar; pero debe
haber más cosas fuera del alcance de los pobres ciudadanos ignorantes. Debe
haber algo fuera del común alcance, para que se ceda ante lo mismo, exactamente
igual, de lo que no se ha querido ceder durante más de cinco años.
Por mucho teatro que
se monte, se lo van a creer, solo aquellos que quieren creérselo. La escena
ensayada de todo el PP entrando en el Congreso con una sonrisa de oreja a
oreja, propia de un triunfo conseguido; el aplauso impostado al jefe que ha
triunfado; la acusación de voracidad al malvado adversario, rojo, comunista; la
declaración de lealtad al Estado; todo ese “fingir” por el logro de “haber
doblegado al Gobierno”. Cuando la realidad es que lo que han firmado hoy lo
podían haber firmado hace años. Nada sustancial ha cambiado.
Todo el castillo de naipes
se viene abajo cuando, quien ha estado incumpliendo la ley, quien ha estado
situado fuera de la Constitución, por no perder la mayoría conservadora en el
Consejo General del Poder Judicial, quien se ha negado reiteradamente a cumplir
una ley que firmaron ellos mismos, acusan de voracidad al contrario, le acusan
de intentar ocupar las instituciones. La realidad está muy clara, el cambio es
evidente; lo que ya no está tan claro es el porqué de ese cambio.
No quiero
posicionarme en sospechas, fundadas; porque no dejarían de ser juicios de
valor. Cuantas más falsas justificaciones pongan, cuanto más quieran falsear
los puntos del acuerdo, cuánto más pretendan alardear por el triunfo
conseguido, más evidencia hay de que algo les ha hecho cambiar. Me quedo con
aquello de “para Vd. la perra gorda”. Solo alegrarnos de que haya vuelto la
normalidad que nunca se debió abandonar, y de que se haya acordado, -veremos si
se cumple-, ponerse en una mesa a estudiar unas reformas que impidan la
situación anómala que hemos vivido para vergüenza propia y ajena. Por fin se ha
renovado. Alegrémonos.
Julio García-Casarrubios Sainz
http://juliocasarrubios.blogspot.com
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