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Tercera
Etapa Socialista
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Las palabras de
Otxandiano, candidato de Bildu, han dado mucho que hablar. Todo parece indicar
que algunos se pasan el día con el periscopio alzado para ver el fallo en que
pueden pillar al adversario. Es la política del enfrentamiento, es la política
de la crispación, es la política falta de propuestas. Aquí te pillo, aquí te
mato. Bildu, además de ser un partido político es un fenómeno sociológico que
define muy bien el cambio que ha experimentado el País Vasco en los últimos
años. Ya estará alguno pensando: este defiende a los herederos de ETA. Pues no.
Trato de posicionarme con libertad, honestidad y sosiego.
Las palabras de
Otxandiano, no han sido nada afortunadas. O se ha expresado mal, o es de los
que aún siguen posicionados lejos de condenar el terrorismo de ETA. Es la
asignatura pendiente de una parte de la izquierda abertzale. Les falta
reconocer que ETA fue una banda terrorista y condenar sus asesinatos. Mo pasa
nada. Es la cruda verdad. Cuando eso llegue se habrá culminado el proceso. Pero
eso no impide, no debe impedir, que veamos el lado positivo que representa EH
Bildu en la política vasca y española. Bildu tiene una gran capacidad para
acoger personas de muy distinta procedencia.
En Bildu están los
que un día, no muy lejano, estaban con ETA; están miembros de otros partidos
que se disolvieron con el cambio político; los hay incluso del bando sindical;
de muchas procedencias, pero con un denominador común: “La renuncia a la
violencia para hacer política. Y eso debe suponer desde los demócratas un
avance histórico y un respeto merecido. Compartamos o no, sus posiciones
ideológicas, deben ser tratados con el mismo respeto que los demás. Incluso yo
añadiría que con el orgullo y satisfacción de que hayan renunciado a la
violencia como la sociedad les reclamaba. Contentos de que así sea.
La paradoja que nos
estamos encontrando estos días es que desde una derecha intolerante reclaman que
condenen el terrorismo. Tienen derecho y razón para hacerlo. Pero se olvidan,
precisamente los que en este momento justifican, blanquean y olvidan el genocidio
del franquismo bajo un sonrojante título de “La ley de la concordia” ¡Qué
disparate! Eso también es una asignatura pendiente de nuestra democracia. La
memoria histórica, todas las memorias, son imprescindibles para avanzar en el
camino de la convivencia.
Julio García-Casarrubios Sainz
http://juliocasarrubios.blogspot.com
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