viernes, 9 de septiembre de 2022

  

 

Repetir es un fracaso

 

La repetición de curso es una medida anticuada, discriminatoria, ineficaz desde el punto de vista social y pedagógico, y terriblemente cara si atendemos a su deriva económica. Económicamente es un saco sin fondo. Existen cálculos en los que se estima el coste de la repetición de curso en más de 1.440 millones de euros. Es decir que se podrían dar apoyo, en grupos muy reducidos, a más de dos millones de alumnos; o dotar al sistema con 44.000 profesores más.

 

Pero si fuera eficaz, y estuviéramos favoreciendo a los alumnos, sería bien venido el gasto. Pero está comprobado por multitud de países que la repetición de curso es una medida ineficaz y anticuada; la inmensa mayoría de los países desarrollados ya la eliminaron de sus programas hace años. Un informe presentado por Save the Children, después de profundas y largas investigaciones llega a la conclusión –literal-, de que “Repetir no es aprender”. O dicho en román paladino: “El alumno que repite no añade nada a sus conocimientos adquiridos”.

 

La figura del repetidor es socialmente discriminatoria. Los repetidores se consideran, desde dentro y desde fuera, como los integrantes del “grupo de los fracasados”. Si la enseñanza obligatoria tiene, o debería tener, como objetivo integrar a esos futuros ciudadanos en la sociedad, cada uno se integrará según sus preferencias, sus motivaciones y sus intereses. Que no serán nunca, ni mejores ni peores, serán diferentes, y por tanto no evaluables. Invirtamos ese dinero en establecer grupos muy pequeños donde todos los alumnos por igual se preparen para una digna inclusión.

 

                                                                                     Julio García-Casarrubios Sainz

                                                                                  Valdepeñas. Ciudad-Real

 

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