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El
futuro será mejor
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Nadie. Estamos perdiendo todos. Están dejando Cataluña como unos
zorros; y a España no le beneficia nada. Bueno; alguien se está aprovechando de
esta situación. Alguien se está beneficiando porque así no se habla de la
corrupción. No hablamos de la corrupción que hay por encima del Ebro, ni de la
que hay por debajo. No se habla de corrupción, no se habla de desigualdad, no
se habla de precariedad, no se habla de pobreza, no se habla de impuestos, no
se habla de paraísos fiscales, no se habla del rescate a las autopistas, no se
habla de la Justicia.
Pero, ¿y qué les importa eso a Puigdemont y a Rajoy? ¿Cuántos
estarán diciendo: a ver si dura esto mucho? Por lo menos que dure hasta que
prescriban ciertos delitos. Y la mayoría de los ciudadanos, tan ingenuos, que
estamos cayendo en la discusión jurásica de si la batalla la va a ganar
Puigdemont, o la va a ganar Rajoy. Todavía hay personajes de la política y de
los medios de comunicación, pendientes de si Puigdemont va pasar en un
maletero, o por alguna alcantarilla. ¡Qué vergüenza!
Pero, ¿dónde está el sentido del ridículo? Puigdemont, haga lo que
haga, no va a ser presidente de la Generalitat. Nunca. Quizá, en el mejor de
los casos, sea presidente por unos minutos. Y él lo sabe. ¿Entonces a qué
juega? Es, ha sido siempre, un fundamentalista del independentismo. Es lo único
que le interesa. Poner en aprietos al Gobierno de España, y avanzar poquito a
poquito, para que el independentismo vaya aumentando sus cifras. Y ¡ojo!, mucho
cuidado: que eso puede que lo esté consiguiendo. Los ciudadanos le importan un
pimiento; ni siquiera le importa ir a la cárcel, que es donde va a terminar,
tarde o temprano, entregado o detenido.
Puede que hasta consiga que el Gobierno de España caiga también en
el ridículo. Se abrió un despacho en Cataluña para que la vicepresidenta iniciara
negociaciones, y, ¿qué hizo? Nada; ni siquiera dimitir. No iba a haber urnas el
21-D, y sí las hubo; no iba a ir nadie a votar y fueron dos millones. El
Gobierno, desoyendo los informes del Consejo de Estado pone un recurso ante el
Constitucional, y no se lo han admitido. Ah! Pero todavía hay quien dice que el
TC les ha dado la razón. ¿Ingenuos equivocados? ¿Quieren engañarnos? ¿Les
interesa que esto dure mucho? O ¿también están en el ridículo? Y mientras, los
ciudadanos pagando por tanto despropósito
Julio García-Casarrubios Sainz
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