Una clase de lengua
Esta vez visitamos una clase de
lengua y literatura de tercero de la ESO. Todos, salvo alguna excepción, tienen
14 años, porque no existen las repeticiones en las enseñanzas obligatorias. No.
Eso está bien en las enseñanzas voluntarias en donde sí debe haber controles de
superación. Ahora nos estamos refiriendo a niveles de Primaria y Secundaria
Obligatoria. Hay que tratar de integrar, no seleccionar. Vamos a la clase.
Para esta ocasión las 15 mesas se
han colocado en forma de U; -digo 15 porque es el máximo admitido por aula-.
Hoy toca redacción. Primero una explicación sobre qué es una carta, a quien le
podríamos escribir, y qué vamos a decir. Con una breve conversación sobre las
posibilidades, y planteado el tema de forma amena y distendida, el profesor les
indica a los alumnos que cada uno puede escribir la carta que quiera, a quien
quiera, y decirle lo que quiera.
Pueden escribirla de forma
personal, cada uno su carta, o en grupos de dos o más, como quieran. El
profesor pasea y solo se acerca si lo llaman. Transcurrido un tiempo
prudencial, se van dando por terminadas las cartas. Ha llegado la hora de la
corrección. El alumno tiene la opción de leerla en voz alta, si lo desea, de
leerla con algún compañero, o no enseñársela a nadie. No hay calificación.
Las cartas, de los alumnos que
hayan querido, son proyectadas en pantalla. Ha llegado la hora de Lengua. Observar
y sugerir mejoras en el formato. Corrección ortográfica: los mismos alumnos
señalan las faltas; si dudan, para eso está Don Google. No hace falta saberse
las reglas ortográficas que un día escribiera Luis Miranda Podadera. No. Es
mucho más importante inculcar el hábito de consultar cuando no se está seguro.
Señalar los verbos, por ejemplo,
que haya en la carta, y discutir en buen tono, con la participación de todos,
si esos verbos han sido usados adecuadamente. Preguntar qué adverbios aparecen;
porqué son adverbios y si están bien usados. Otro día se hablará de adjetivos o
pronombres.
Es muy importante, eso siempre,
la riqueza de vocabulario, intentando sustituir por sinónimos. Se puede hasta
encargar que repitan los que quieran otra carta, ahora en mejores condiciones,
y con más gusto.
Julio
García-Casarrubios Sainz
Valdepeñas.
Ciudad-Real
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