Advertir o alentar
Es bueno advertir de los peligros
que nos pueden venir si optamos por esto en lugar de optar por aquello. Es
bueno, loable, y digno de agradecer.
Pero alentar el miedo, por el hecho
de infundir terror, ante un peligro que no existe, sino que se lo inventa el
propagador con la maligna intención de retorcer la realidad y reconducir la
elección de las distintas opciones, es de lo más bajo intelectual y moral que
se puede concebir. Y más aún, si quien lo dice esconde la peor de las opciones;
si quien lo dice nos ha conducido a la más nefasta de las situaciones que hubiéramos
imaginado.
Julio
García-Casarrubios Sainz
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