A nadie le gusta debatir
Si no fuera por el personaje que lo
hablaba, me hubiese sorprendido. Pero de Mariano Rajoy ya no puede sorprender
nada. Esto se debe a tres causas.
Con Pepa Bueno da muestras de algo
que ya sabíamos: No sabe dialogar; solo sabe subirse a un estrado y decir lo
que le hayan escrito sin que nadie le replique.
Es una muestra más de estar
acostumbrado a hacer lo que le venga en ganas sin tener en cuenta la opinión y
el requerimiento de los demás.
Pero la tercera, y más grave es el
déficit democrático del que hace gala. El debate entra dentro de las reglas no
escritas en cualquier democracia.
Julio
García-Casarrubios Sainz
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