lunes, 7 de marzo de 2016

LO PEOR Y LO MEJOR


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Apuntes del siglo XX…. y XXI
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No todo lo que hemos visto en el debate de investidura ha sido malo, también hubo algo bueno. El discurso de Rajoy, pésimo en el fondo, pero muy bueno en la forma. Una vez más dio muestras de ser un buen parlamentario. Tiene un discurso fácil y elocuente. Pero pésimo en el fondo. Quizá porque no podía ser de otra manera. Un presidente que, como quedó evidente no puede encabezar un nuevo gobierno, en una nueva época. ¡Imposible! Está solo.

Bajo la figura de parlamentario curtido, estaba latente la de un presidente en funciones que solo supo presentarse como el hacedor del milagro de la recuperación, y el autor del sarcasmo, ridiculizando a sus adversarios. Es cierto que hoy estamos mejor que hace cuatro años en ciertos aspectos, pero no es menos cierto que en otros muchos, estamos infinitamente peor. Y ¿cómo disimular eso? Utilizando el recurso de la ironía y el sarcasmo para menospreciar al adversario. Lo que ocurre es que esa estrategia no es la más adecuada en un momento en el que la negociación se hace indispensable. Ha roto los pocos puentes que tenía para no estar aislado.

Eso no me extrañó. Es el Rajoy en su estado puro. Lo que sí me extrañó, me sorprendió, fue la actitud y el discurso de Pablo Iglesias. Dio muestras de no saber donde está. El Parlamento le ha venido grande, la política lo ha trastornado. Ese mensaje socialista, limpio, nuevo, regenerador, con el que llegó a la política, se lo ha cargado de un plumazo. Dejó patente la confusión del hemiciclo del Congreso con un movimiento asambleario en mitad de una plaza; ha dejado ver su visión política de controlarlo todo. Nadie lo va a querer como compañero de viaje.

Desde mi humilde opinión creo que lo único bueno, y no es poco, fue el sentido de Estado que mostraron Sánchez y Rivera. Siempre he manifestado que mi gusto hubiera sido un entendimiento entre PSOE y Podemos; pero no ha podido ser, y lo siento. Quedó en evidencia que PP y Podemos solo pueden colaborar con la abstención, y ni en eso parece que están disponibles. Ni uno ni otro son capaces de reconocer que les es imposible llegar a pactos con otros. Están solos. ¿Serán capaces de abstenerse para favorecer un Gobierno entre los únicos que saben dialogar y pactar? O ¿prefieren que sigamos sin gobierno seis meses, o quién sabe, si un año más?

Julio García-Casarrubios Sainz
http://juliocasarrubios.blogspot.com






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