Se
alarman los inmovilistas
Los signos en política son determinantes.
Ridiculizar ciertos signos es desconocer la historia. A veces, incluso, no son
signos buscados; es el impacto que produce lo nuevo. Y hay algunos que no se
quieren enterar que desde hace tiempo se está pidiendo algo nuevo, algo que
cambie las inercias de la política. Fenómeno por otra parte, nada nuevo.
Ya va a hacer casi un siglo que irrumpieron
en la vida política europea el socialismo y el laborismo, y ocurrió lo mismo:
gente que comprendió la necesidad de que algo tenía que cambiar, y gente que
solo sabía echarse las manos a la cabeza. La historia nos ha demostrado que era
necesario, que ha sido bueno para que la sociedad avance.
Hacía meses que se había muerto el
general Franco, y vimos en el mismo hemiciclo de hoy a Santiago Carrillo. ¿Se
nos ha olvidado el impacto y las reacciones que produjeron en la sociedad
española ver bajando las escaleras del Congreso a Dolores Ibarruri, cogida del
brazo de Rafael Alberti? Y no se hundió España. Solo que los inmovilistas se
alarmaron.
Julio
García-Casarrubios Sainz
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