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Educación para el
siglo XXI (10)
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Desde hace
ya muchos años, y después de periodos de grandes transformaciones, los diversos
sistemas educativos en Europa se han movido con el punto de mira puesto en “la
universalización de la Educación”. Con resultados más o menos logrados, pero
este ha sido, y sigue siendo, el objetivo común en la mayoría de los países
europeos. Y en este sentido hay que decir que España es de los países más
avanzados en el logro del objetivo de la universalización, a pesar de que lo
inició mucho después. Esto es muy importante decirlo, porque no podemos
calificar nuestro sistema educativo de forma global justa, atendiendo solo a
los aspectos negativos. Estamos a la cabeza en niveles de universalización y de
integración social de nuestro alumnado.
La educación
europea ha sufrido grandes transformaciones, precisamente para adaptarla al
principio irrenunciable de la universalización. Ello ha supuesto en las últimas
décadas un cambio radical de los objetivos tradicionales de los sistemas
educativos, que durante el siglo XIX
se vieron arrastrados por la revolución industrial y laboral, y el nacimiento
posterior de los regímenes liberales.
Ha sido pues
la sociedad postindustrial la que se ha visto obligada a transformar los
criterios basados exclusivamente en la transmisión de conocimientos, a otros
valores mucho más encaminados a los aspectos formativos y educacionales
adaptándolos a una nueva sociedad, cuyo proceso no está basado en la
transmisión de conocimientos, sino que hay que buscarlos en la información y en
la comunicación. Se ha dicho hasta la saciedad: no hay que enseñar los ríos de
España, hay que enseñar y motivar a descubrir de donde se puede obtener esa
información.
Los sistemas
actuales en toda Europa se han tenido que adaptar a ese nuevo mundo cambiando
la pura transmisión de conocimientos, a la investigación de cómo encontrar esos
conocimientos a través de la información de las nuevas tecnologías. Por tanto
insistir en valorar a los alumnos en función de una lista de conocimientos es
dar sencillamente un paso atrás. Es no entender nada de un sistema educativo;
es pretender que los alumnos sepan principalmente lo que ciertos sectores
quieren que se sepa. Es seleccionar y no universalizar; es querernos apartar de
Europa.
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