domingo, 29 de enero de 2017

EDUCACIÓN ACTIVA

Educación activa


Al menos desde la época de la Institución Libre de Enseñanza, ya hace unos pocos años, se nos ha enseñado que la didáctica en clase debe estar basada en una enseñanza activa. La práctica de un profesor que habla y un alumno que escucha sentado y callado, ya pasó. Bueno. Mejor dicho: Ya debía haber pasado. Todavía queda algún vestigio, que no somos capaces de deshacernos.

A propósito de la enseñanza activa, la periodista Ana Torres Menárguez le ha hecho una entrevista al profesor Peter Senge, en la que manifiesta su rechazo a lo que él llama “modelo de aprendizaje pasivo”. Este profesor californiano, está considerado como uno de los 50 pensadores más influyentes en la actualidad.

Aunque el tema es muy antiguo, me llamó poderosamente la atención el título: “El profesor del siglo XXI tiene que enseñar lo que no sabe”. Dicho así parece una barbaridad, pero lo parece porque estamos encasillados en el método de enseñanza basado en que el profesor transmite a sus alumnos lo que él sabe, lo que él ha aprendido previamente. Y no tiene porqué ser así.

El profesor tiene que transmitir la técnica, la práctica, del aprendizaje; el profesor tiene que transmitir la ilusión por saber; el profesor tiene que enseñar a pensar, a razonar, a investigar, a debatir. Pero eso no es obstáculo para que el profesor, a su vez, aprenda del alumno. La imagen de un profesor que todo lo sabe, y un alumno que no sabe, o que sabe muy poco, la imagen de un profesor que tiene todas las respuestas, hay que desterrarla del sistema educativo, porque es la causa de que el alumno se sienta a una distancia inalcanzable.

Seguro que hay muchos alumnos que saben de ordenador y de móviles, más que muchos profesores. ¿Y qué? El alumno le muestra la nueva tecnología, y el profesor le anima a que la aproveche para investigar en el grave problema del cambio climático. Así el alumno se sentirá como el descubridor de una enormidad de conocimientos sobre sobre el clima y sus consecuencias.

La escuela, debe ser un centro de interés por aprender. Todos. Debe convertirse en un centro de investigación. Un centro en el que todos aportan lo que saben, y todos aprenden cosas nuevas. Los libros, los medios de comunicación, y las nuevas tecnologías deben ser las herramientas del saber. El alumno sentirá el estímulo por aprender, y no por el miedo a una calificación, a un suspenso, o a una repetición. Ese es el cambio que la sociedad del siglo XXI espera.

El profesor deber ser el experto en didáctica, en pedagogía, en sicología infantil y juvenil, en sociología. El profesor debe ser admirado, no por lo que sabe, que también, sino por lo que es capaz de infundir, de organizar, de emprender, de comprender. Tenemos que llegar al día en que un alumno esté en condiciones de enseñar a un profesor algo que ha descubierto y que el profesor no lo sabía.

Julio García-Casarrubios Sainz
                                                                                  Valdepeñas. Ciudad-Real


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