_________________________________________________
Apuntes
del siglo XX…. y XXI
_________________________________________________
No
entiendo nada de lo que está pasando; pero aún sumergido en la contradicción,
quiero opinar; siento la necesidad de opinar; algo muy dentro me rebela contra
la realidad, aunque no la entienda; no puedo esperar al fin de semana para
lanzar hacia fuera lo que siento en este fatídico día, 9 de noviembre de 2016;
pienso que pasará, debe pasar, como el día más triste de la historia reciente;
de nuestra historia porque nos afecta a todos; lo tenemos a la vuelta de la
esquina.
El
país más influyente de la tierra. Un país que se le presume modelo en
democracia; un país emblema de la civilización occidental; un país defensor a
ultranza de la esencia de un liberalismo avanzado; un país de profundas y
conservadoras raíces religiosas; un país que hace ocho años había roto con una
de sus más emborronadas manchas, eligiendo a un presidente de raza negra. Ese
mismo país, nos llega ahora, y elige, “democráticamente”, al personaje más
deleznable que ha pasado por la política, al menos en apariencia.
La
sociedad norteamericana ha puesto su confianza en un hombre, que además de ser
multimillonario, -eso no es malo- ha dado muestras de lo más bajo del ser
humano: ha enaltecido el racismo como defensor de la limpieza étnica; se ha
mostrado un hombre defensor de la misoginia en toda la extensión de la palabra;
un líder que su programa lo basa en el nacionalismo más excluyente; un hombre
anclado en posicionamientos muy alejados del estado del bienestar; un aspirante
a acabar con el Estado Islámico en un día, con un bombazo; y lo peor, -para
mí-, que sea es capaz de mofarse de un discapacitado en público, en un mitin.
No
lo entiendo. La única explicación es que algo estamos haciendo muy mal. Estamos
obligados todos, -no solo los políticos, todos-, a pensar por un momento a que
se deben estas explosiones, o implosiones, de una parte muy extendida de la
sociedad. Una sociedad desencantada que busca referencias, que no encuentra en
sus líderes lo que busca, y…, o se agarra a lo malo conocido, o se arriesga a
encontrarlo en movimientos neoconservadores o populistas, que desarreglan más
que arreglan. ¡Más pensar y menos quejarnos! Convendría pensar un poco.
Julio García-Casarrubios Sainz
http://juliocasarrubios.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario