miércoles, 9 de noviembre de 2016

ME RINDO


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Apuntes del siglo XX…. y XXI
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No entiendo nada de lo que está pasando; pero aún sumergido en la contradicción, quiero opinar; siento la necesidad de opinar; algo muy dentro me rebela contra la realidad, aunque no la entienda; no puedo esperar al fin de semana para lanzar hacia fuera lo que siento en este fatídico día, 9 de noviembre de 2016; pienso que pasará, debe pasar, como el día más triste de la historia reciente; de nuestra historia porque nos afecta a todos; lo tenemos a la vuelta de la esquina.

El país más influyente de la tierra. Un país que se le presume modelo en democracia; un país emblema de la civilización occidental; un país defensor a ultranza de la esencia de un liberalismo avanzado; un país de profundas y conservadoras raíces religiosas; un país que hace ocho años había roto con una de sus más emborronadas manchas, eligiendo a un presidente de raza negra. Ese mismo país, nos llega ahora, y elige, “democráticamente”, al personaje más deleznable que ha pasado por la política, al menos en apariencia.

La sociedad norteamericana ha puesto su confianza en un hombre, que además de ser multimillonario, -eso no es malo- ha dado muestras de lo más bajo del ser humano: ha enaltecido el racismo como defensor de la limpieza étnica; se ha mostrado un hombre defensor de la misoginia en toda la extensión de la palabra; un líder que su programa lo basa en el nacionalismo más excluyente; un hombre anclado en posicionamientos muy alejados del estado del bienestar; un aspirante a acabar con el Estado Islámico en un día, con un bombazo; y lo peor, -para mí-, que sea es capaz de mofarse de un discapacitado en público, en un mitin.

No lo entiendo. La única explicación es que algo estamos haciendo muy mal. Estamos obligados todos, -no solo los políticos, todos-, a pensar por un momento a que se deben estas explosiones, o implosiones, de una parte muy extendida de la sociedad. Una sociedad desencantada que busca referencias, que no encuentra en sus líderes lo que busca, y…, o se agarra a lo malo conocido, o se arriesga a encontrarlo en movimientos neoconservadores o populistas, que desarreglan más que arreglan. ¡Más pensar y menos quejarnos! Convendría pensar un poco.



Julio García-Casarrubios Sainz
http://juliocasarrubios.blogspot.com






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