domingo, 11 de septiembre de 2016


El profesorado


Admitido, -los que lo admitamos-, que la educación no universitaria debe girar en torno a la motivación, que el punto de mira debe situarse en la inclusión del alumno en el sistema.., las calificaciones, al más puro estilo tradicional, los exámenes, las repeticiones, y las promociones debemos aparcarlas, para dar entrada a otros métodos más personalizados y motivadores. Una didáctica escolar que conduzca al alumno a sentirse a gusto, a sentir el placer por saber, por aprender, por formarse.

Este paso implica necesariamente, si así lo admitimos, un enfoque en la tarea del profesor totalmente distinta. Ya no valdría eso de: para mañana el tema siguiente, y ejercicios del 8 al 12; una explicación académica, más o menos afortunada, más o menos preparada; un trabajo, con más o menos buena voluntad; preguntar la lección; poner una nota; hacer un examen; para terminar en el apto o no apto, en el aprobado o suspenso, en el vale o no vale, en la selección de buenos y malos.

Eso ya hay que borrarlo de nuestro mapa educativo. Hay que diseñar un programa de trabajo, que puede y debe ser diferente para cada alumno. Un programa individualizado, en el que el propio alumno tenga opción de elegir, según sus intereses y preferencias. Algunas materias sí que tendrán que ser obligatorias, como el lenguaje, las matemáticas, los idiomas modernos, y poco más.

Incluso esas materias obligatorias, habrá que darles un giro en su aplicación. El alumno, nunca puede ver en ellas un peñazo, que no hay quien lo aguante. Tendrá que ver en esas materias algo que le va a resultar imprescindible a lo largo de su vida. El sistema educativo tiene que basarse en el convencimiento del alumno, no en una imposición, y mucho menos, en un motivo de clasificar a las personas por su rendimiento escolar. Eso es medieval.

El problema que se nos presenta, la pregunta de viene a continuación: ¿Tenemos un profesorado preparado para esa labor? ¿Tenemos un profesorado especializado en todas las etapas por las que tiene que pasar el alumno hasta ir a la universidad, o al mundo laboral? ¿Los planes de estudio que han seguido los profesores desde infantil a bachillerato han sido los más adecuados al reto que le exige una sociedad avanzada?

Julio García-Casarrubios Sainz
                                                                                              Valdepeñas. Ciudad-Real


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