Delegada del
Gobierno
Al PP se le puede acusar de todo,
menos de tontos. De tontos no tienen un pelo. Ellos sabían, saben, que desde la
desaparición de la mayoría absoluta, el centro de la política iba a estar en el
Parlamento, y no en la Moncloa como durante la legislatura pasada.
Solución: poner en la presidencia de
las Cortes a la persona de confianza de Mariano Rajoy. ¡Con dos bemoles! Si eso
lo hiciera la izquierda la acusarían de bolchevique y bolivariana. Dirían que es propio del
comunismo soviético y chavista, intervenir en los poderes del Estado. Entonces…¿el
PP qué es? ¿Un partido liberal? ¡Ah! Ellos dirán.
Julio
García-Casarrubios Sainz
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