miércoles, 14 de septiembre de 2016



Delegada del Gobierno


            Al PP se le puede acusar de todo, menos de tontos. De tontos no tienen un pelo. Ellos sabían, saben, que desde la desaparición de la mayoría absoluta, el centro de la política iba a estar en el Parlamento, y no en la Moncloa como durante la legislatura pasada.

            Solución: poner en la presidencia de las Cortes a la persona de confianza de Mariano Rajoy. ¡Con dos bemoles! Si eso lo hiciera la izquierda la acusarían de bolchevique y  bolivariana. Dirían que es propio del comunismo soviético y chavista, intervenir en los poderes del Estado. Entonces…¿el PP qué es? ¿Un partido liberal? ¡Ah! Ellos dirán.



Julio García-Casarrubios Sainz


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