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Apuntes
del siglo XX…. y XXI
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Lo
fundamental, lo imprescindible, para que se sostenga cualquier estructura, es
dotarla de una cimentación sólida. La estructura que está colocada sobre arenas
movedizas se hundirá; tarde o temprano, pero se hundirá; se nos ha hundido. Eso
es lo que le ha pasado, lo que le está pasando, a la estructura política y
social en la que nos encontramos. Han fallado dos de sus zapatas. Dos apoyos
fundamentales que no hemos cuidado, que no hemos solidificado. Yo les llamo,
prostitución ideológica y deshonestidad intelectual. Dos debilidades que le
afectan, tanto a líderes como a la ciudadanía en general.
Hemos
prostituido las ideologías políticas; hemos prostituido los principios que
deben determinar cualquier ideología. El afán de sustituir los valores por los
intereses, han llevado a desdibujar la esencia de las diferentes ideologías que
están para gestionar la cosa pública. Y si encima la ciudadanía no tiene la honestidad
intelectual para premiar o castigar la limpieza de las ideologías, vamos a
donde estamos: al hundimiento de la estructura sociopolítica.
Los
conservadores no son conservadores, son defensores de sus privilegios. Los
democristianos, lo que menos tienen es cristianismo; se han dedicado a robar y
a machacar a las clases medias y trabajadoras; ¿qué cristianismo es ese? Los
liberales, cuando tienen el poder a su alcance intervienen todo, intervienen la
Justicia, los medios, y todo lo que se les tercia. ¡Vaya liberalismo! La
socialdemocracia, que tanto bien ha traído a España desde la Transición; los
que consiguieron los mayores logros en el bienestar social, han desdibujado el
socialismo; han traído la desafección y el desencanto. ¿Dónde están y porqué,
los 11 millones que votaron a Zapatero?
Pero
también falla el segundo pilar: la honestidad intelectual del ciudadano a la
hora de votar. Votan a Pepito porque es de los suyos, aunque sea un chorizo,
aunque haya prostituido sus principios; votan a Pepito para que no gane el otro.
Falta madurez, falta educación para la ciudadanía. Una sociedad que no utiliza
el voto para premiar o castigar las actitudes y la limpieza de sus ideologías;
una sociedad que no vela por los valores y principios que deben inspirar la
vida social y política, está condenada al fracaso, al hundimiento de sus
estructuras.
Julio García-Casarrubios Sainz
http://juliocasarrubios.blogspot.com
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